Envejecer en América Latina: entre la desigualdad y la esperanza

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Un estudio científico revela que las condiciones sociales y de salud influyen más que la edad y el sexo en el deterioro cognitivo y funcional de las personas mayores en la región. ¿Qué podemos hacer para mejorar su calidad de vida?

¿Qué es el envejecimiento saludable?

Estas son algunas de las preguntas que se plantean los científicos que estudian el envejecimiento desde diferentes disciplinas. Sin embargo, la mayoría de los conocimientos que tenemos sobre este tema provienen de estudios realizados en países desarrollados, como Europa y Estados Unidos, donde se asume que hay un modelo universal de envejecimiento saludable.

Pero ¿qué pasa en América Latina, una región marcada por la diversidad cultural y la desigualdad social? ¿Es posible aplicar el mismo modelo a una población que enfrenta condiciones muy distintas a las de los países ricos? ¿Qué factores son los más determinantes para el envejecimiento saludable en esta región?

Un estudio revela las desigualdades que afectan a las personas mayores en América Latina

Un estudio publicado recientemente en la prestigiosa revista Nature Medicine intenta responder a estas preguntas. El trabajo, liderado por el neurocientífico argentino Agustín Ibañez, investigador del Conicet, involucró a casi 45 mil personas mayores de 60 años de cinco países latinoamericanos: Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador y Uruguay.

Los resultados son sorprendentes y preocupantes. Según el estudio, las desigualdades sociales y de salud tienen un impacto mayor en el deterioro cognitivo y funcional de las personas mayores que factores como la edad y el sexo. Es decir, a mayor pobreza, menor educación, mayor aislamiento social, peor salud mental y física, mayor riesgo de sufrir problemas de memoria, razonamiento, aprendizaje, interacción social y actividades diarias.

La edad no es la edad, es el paso del tiempo de las desigualdades, y el género no es el género, es la acumulación desigual de disparidades de salud, o sociales, en la mujer con respecto al hombre”,”, explicó el neurocientífico argentino Agustín Ibañez, investigador del Conicet,

Uno de los mayores condicionantes para marcar una clara diferencia en la calidad de vida en la adultez es la condición socioeconómica de los participantes: educación, aislamiento social, salud mental, tabaquismo, actividad física y el consumo de alcohol, junto con la predisposición a enfermedades cardiometabólicas como diabetes, hipertensión y problemas cardíacos.

Por lo que es muy claro que la edad es casi una condición más de la vida que varía invariablemente acorde a las desigualdades sociales o de salud, ya que a mayor disparidad social o de salud, peor envejecimiento saludable, y esto es mucho más marcado en países de bajos ingresos.

Vale decir que “la edad no es la edad, es el paso del tiempo de las desigualdades, y el género no es el género, es la acumulación desigual de disparidades de salud, o sociales, en la mujer con respecto al hombre”, asegura el investigador del Conicet. Y agrega “la pobreza es un fenómeno multidimensional, y si no se estudian la combinación de esos factores, se perdie algo importante”.

Esto significa que el envejecimiento saludable no es solo una cuestión biológica o individual, sino también social y colectiva. Depende de las oportunidades y los recursos que cada persona tiene a lo largo de su vida, pero también de las políticas públicas que se implementan para garantizar sus derechos y su bienestar.

¿Qué podemos hacer para mejorar la calidad de vida de las personas mayores?

El estudio revela que envejecer es acorde no solo a la vida que te toco sino también en que país la transitas. Los paiases más afectados por las desigualdades son los de menores ingresos, como Colombia, donde se observa un mayor deterioro cognitivo y funcional. En cambio, los más favorecidos son los de mayores ingresos, como Chile y Uruguay, donde se observa un mejor desempeño.

Esto sugiere que hay margen para mejorar la situación de las personas mayores en América Latina si se toman medidas adecuadas para reducir las brechas sociales y de salud. Algunas de estas medidas podrían ser: aumentar el acceso a la educación, promover la inclusión social, mejorar la atención primaria de salud, fomentar hábitos saludables, prevenir y tratar las enfermedades crónicas y proteger los derechos humanos.

Envejecer es inevitable, pero no tiene por qué ser sinónimo de sufrimiento o dependencia. El envejecimiento saludable es posible si se crean las condiciones necesarias para que las personas mayores puedan vivir con dignidad, respeto y plenitud.

«Para que la vejez no sea una parodia ridícula de nuestra existencia, solo hay una solución, que es continuar persiguiendo fines que den sentido a nuestra vida: dedicación a individuos, comunidades, causas, trabajo social o político, intelectual, creador», simplemente Simone

Simone de Beauvoir dice que «para que la vejez no sea una parodia ridícula de nuestra existencia, solo hay una solución, que es continuar persiguiendo fines que den sentido a nuestra vida: dedicación a individuos, comunidades, causas, trabajo social o político, intelectual, creador»

Envejecer, quizas, es comenzar a bajar por la misma colina que subiste y llevarte lo sembrado. Ser mas justos con nuestra autopercepción huele a sabiduria.

Por Sara Di Tomaso

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