Acerca de la Autora

Estudi贸 Periodismo y Comunicaci贸n en Universidad Cat贸lica. Directora Period铆stica de TERCER TIEMPO, programa period铆stico con 20 a帽os de historia, dedicado a posicionar la agenda social, pol铆tica, econ贸mica y sustentable en Argentina y el mundo. En Radio Am茅rica,聽 durante una d茅cada, Continental, Fm Palermo, y en la actualidad en Eco Medios. En 2020 funda la Consultora Valor Agregado con el objetivo de posicionar la diversidad, la inclusi贸n y acompa帽ar a las empresas a construir la Huella de Genero en su cultura organizacional. Del 2016 al 2017, Jefa de Prensa en Gobierno de la Ciudad , en la Secretar铆a de Integraci贸n Social y Urbana que tuvo como objetivo generar Pol铆ticas P煤blicas de Integraci贸n Social y Desarrollo Humano en el proyecto de "Villas a Barrios" en el Barrio 31. Fund贸 en 2011 Vibranzia, primera Consultora en Medios Sustentables, pionera en desarrollar Reportes Sociales en formato Mobile ( QR) y tablets, con gran impacto en el sector privado. Las empresas m谩s emblem谩ticas lo utilizaron: Banco Galicia, Telecom, Natura entre otras. En 2010 instala el primer Peri贸dico Mobile Sustentable, Tiempo Social. Productora ejecutiva y guionista de "Segundos Para Todos", programa de Grupo Clar铆n, en Canal Metro, Cablevisi贸n, durante su ciclo de 2 a帽os. Coordin贸 el Primer Programa Gubernamental de Responsabilidad Social del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires del 2003 al 2009, que ten铆a como objetivo articular con las empresas sin la intervenci贸n de recursos econ贸micos. Produjo las Campa帽as de bien p煤blico: Por el Derecho a Jugar 2005/6, incluido en la Convenci贸n de los Derechos del Ni帽o. Campa帽a HIV "Placer y Cuidado 2005", Enfundado del Obelisco de Buenos Aires "Preservativo, Bs As". 鈥淒iscapacidad鈥 Obra Don Orione, premiada en Cuba, entre otras. Trabaj贸 como productora general, en Del Plata, Continental, Nacional, entre otras.


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LA PRENSA LIBRE, FRENTE A LA POSVERDAD

  • febrero 15, 2018
  • 6 min read
LA PRENSA LIBRE, FRENTE A LA POSVERDAD

Es precisa una reflexi贸n sobre la forma en que se configuran las opiniones p煤blicas cuando el liderazgo de la sabidur铆a ha dado paso a la manipulaci贸n o la vulgaridad. Los medios de referencia deben recuperar su papel central

Las聽fakenews,聽noticias no solo falsas, sino imaginadas o inventadas, noticias que parecen noticias pero no lo son, ocupan hoy los primeros lugares del聽ranking聽mundial en el debate pol铆tico, y han logrado desplazar de su protagonismo a la antigua palabra de moda, la posverdad. Unas y otra son el signo del tiempo en que vivimos, caracterizado por un cambio de paradigma que afecta a todas las manifestaciones de nuestra convivencia. La democracia se ve amenazada por la emergencia de sistemas sociales y pol铆ticos que conviven dif铆cilmente con los valores del liberalismo cl谩sico. Frente a la defensa de las libertades individuales, es creciente el reclamo de los derechos colectivos junto a la afirmaci贸n de identidades basadas en culturas, religiones, territorios, lenguas o tradiciones singulares. Por otro lado, las dificultades de los Gobiernos democr谩ticos para conjurar los efectos de la burbuja financiera, que explot贸 hace diez a帽os, ha provocado que la democracia misma pierda prestigio entre los ciudadanos, notablemente entre los m谩s j贸venes.

Junto a los partidos, sindicatos e instituciones financieras, los medios de comunicaci贸n son tambi茅n acusados por su pertenencia a un sistema que las nuevas generaciones consideran caduco. La ausencia de liderazgo no solo entre la clase pol铆tica, entre pensadores e intelectuales tambi茅n, es el mejor caldo de cultivo imaginable para el populismo, la demagogia, la charlataner铆a y el enga帽o. El resultado es que muchos electores, al margen de sus jerarqu铆as sociales o adscripciones ideol贸gicas, no se sienten representados por el sistema. Antes bien, se consideran v铆ctimas del mismo en beneficio, seg煤n creen, de una minor铆a privilegiada que lo controla.

En este clima de inseguridad y falta de perspectivas, pr谩cticamente todas las instituciones del Estado, a comenzar por su jefatura, han sido sometidas en los 煤ltimos a帽os al descr茅dito, el escepticismo o la desafecci贸n. La clase pol铆tica es considerada una lacra o un peso para el funcionamiento del pa铆s, cuya econom铆a puede crecer y desarrollarse al margen de la existencia o la estabilidad de los Gobiernos. Se extiende la idea de que los pol铆ticos son generalmente ineptos o corruptos. Las movilizaciones populares, espont谩neas o inducidas, los reclamos churriguerescos de una democracia directa frente a la ineficacia de la representativa, la desesperaci贸n justificada de mucha gente y la impostada de los pescadores de aguas turbias, han derivado en una opini贸n p煤blica cada vez m谩s polarizada entre quienes reclaman el fin del sistema que nos rige y los que pretenden defenderlo a cualquier precio.

Solo la pol铆tica y los pol铆ticos ser谩n capaces de sacarnos del clima de descr茅dito e inseguridad

En ambos casos es com煤n el vilipendio de la pol铆tica. Pero solo la pol铆tica, y por tanto los pol铆ticos, ser谩n capaces de sacarnos de esta situaci贸n. Es necesario recuperar su prestigio y funcionalidad, ya que no saldremos de donde estamos sin reformas estructurales que necesitan el consenso de todos y que un Gobierno como el actual no puede hacer en la soledad en que se encuentra y con la debilidad parlamentaria que padece.

Un elemento sustancial para el ejercicio de la democracia lo constituye la vertebraci贸n de la opini贸n p煤blica. Los medios de comunicaci贸n, la prensa libre e independiente, forman parte de la institucionalidad de los reg铆menes representativos. Frente a la pretensi贸n on铆rica de que los periodistas estamos fuera de palacio, la prensa moderna se incluye en el entramado y sostenimiento del sistema democr谩tico, actuando como un contrapoder necesario y una tribuna de debate capaz de defendernos del griter铆o y la demagogia.

De este modo durante la Transici贸n espa帽ola, el papel de los peri贸dicos y medios de comunicaci贸n fue esencial en la elaboraci贸n del consenso que facilit贸 el advenimiento y defensa de la democracia. Hoy el panorama de los medios en nuestro pa铆s es, sin embargo, descorazonador. A los efectos de la crisis econ贸mica, hay que a帽adir los inducidos por el cambio tecnol贸gico. En la 煤ltima d茅cada, los diarios han perdido pr谩cticamente el 50% de su circulaci贸n impresa y un 70% de los ingresos publicitarios. A cambio han visto multiplicada su presencia en las redes y llegan as铆 a millones de usuarios a los que de otro modo nunca hubieran accedido. Pero el cambio de modelo de negocio oblig贸 a la totalidad de las empresas del sector a abordar dolorosas restructuraciones. Miles de periodistas perdieron su trabajo y asistimos a la desaparici贸n de muchos medios.

Hacen falta mecanismos que garanticen la independiencia de los medios

Las nuevas tecnolog铆as constituyen una gran oportunidad para el desarrollo del debate p煤blico. En las sociedades avanzadas, m谩s de un 60% de los lectores recibe las noticias a trav茅s de dispositivos m贸viles, tel茅fonos inteligentes o tabletas. Pero la dificultad de discernir lo que es verdad y mentira; la actividad de organizaciones de todo g茅nero, desde servicios de inteligencia a grupos alternativos, dedicados a la desinformaci贸n en la Red; la propagaci贸n de rumores infundados que destruyen prestigios y difaman injustamente; la desprotecci贸n de la propiedad industrial; la invasi贸n del derecho a la intimidad, y la incapacidad de las leyes para regular y ordenar cuanto en la Red sucede, han devenido en amenazas colosales para la estabilidad de las democracias.

Es precisa una reflexi贸n sobre la forma en que se est谩n configurando las opiniones p煤blicas cuando el liderazgo de la sabidur铆a ha dado paso a la manipulaci贸n, el error o la vulgaridad. Sobre todo porque muchos medios de comunicaci贸n tradicionales, otrora respetados, se han visto tambi茅n arrastrados por la banalidad de los contenidos que por la Red circulan. Si queremos consolidar la democracia y garantizar el futuro de las instituciones contra las posverdades y la manipulaci贸n informativa, los medios de referencia deben recuperar su papel central en el debate pol铆tico, en la Red y fuera de ella. Por lo mismo es preciso dotarles de mecanismos que garanticen la autonom铆a e independencia de las redacciones en el ejercicio de las libertades de expresi贸n e informaci贸n, pero tambi茅n el reclamo de sus responsabilidades. Se trata de un derecho que no es exclusivo ni de los propietarios de las empresas, ni de los editores o profesionales que en ellas trabajan, pues es un derecho constitucional de todos los ciudadanos. A los periodistas les cabe 煤nicamente la muy honrosa y dif铆cil tarea de administrarlo en su nombre.

Juan Luis Cebri谩n聽es presidente de EL聽PA脥S y miembro de la Real Academia Espa帽ola.

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