Lucio, el fracaso del adulto

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En 2019, en la provincia de Buenos Aires, 5.500 niñas y niños fueron víctimas de violencia familiar y de género, según el Registro de Violencia Familiar del Ministerio Público bonaerense (ReViFaG), superando en un 74% el año anterior. La pandemia profundizó todas las violencias, y a las infantiles, aún más, las desprotegió.  Entre 2020 y 2021, la Línea Nacional 137 dependiente del Programa de las Víctimas Contra las Violencias registró casi 10 mil víctimas niñas, niños y adolescentes de violencia familiar y/o sexual.

Un hogar en estado de alerta

“El primer punto es que exista un hogar. Un hogar no es papá, mamá, es el lugar de protección. La violencia es una construcción multisectorial,  empieza en el lenguaje, en los sonidos, en el tono. Así, se construye el “niño en un estado de alerta permanente”, con ansiedad, miedos y así sale a la vida. La violencia es miedo, el violento tiene miedo, es debil” Doctor Enrique De Rosa, psiquiatra y neurólogo.

Alex, protagonista de la serie ‘Las cosas por limpiar’, con su hija Maddy, basadas en el caso real de Stephanie Land, autora del best seller “Maid”, una mucama en Estados Unidos

“No volveré a sacar vidrios de la cabeza de mi hija”, dice Alex, protagonista de la serie ‘Las cosas por limpiar’ basadas en el caso real de Stephanie Land, autora del best seller “Maid”, recomendado por el mismo ex presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, como lectura obligada. Netflix no la prensó, pero la sociedad la eligió. 

 Land desnuda  la vida de extrema vulnerabilidad en Estados Unidos. La describe en forma implacable por que fue protagonista. Ella era “la mucama” que ganaba 9 dólares por seis horas de trabajo. Pagaba sus viáticos, y además compraba productos de limpieza para limpiar inodoros ajenos.  Criaba a sus hija en absoluta soledad por que tenía una familia disfuncional y violenta. Con minuciosidad destaca la burocracia estatal americana, la red social que con sangre tejió, pero ambas la salvaron. Deviene de un hogar roto. Cruel y violento, pero tuvo una madre que «la salvó», como pudo, de la violencia de su padre. Y como las historias, en ciertas ocasiones se repiten, así hizo con su pequeña hija de tres años. No iba a sacar un solo vidrio más de la cabecita de su hija. Y huyó. Solo se tenían a ambas. Pero a veces sobrevivir es el poder tácito que tenemos. Es una historia real que refleja que nadie puede sola. Que el empoderamiento asimétrico es un mantra.

Todas las violencias nos atraviesan. Nos determinan. Nos rompen en mil pedazos. No hay elección individual en los origenes de la vida. El hogar es la tombola que te toca. Pero la infancia es el bien máximo, el más vulnerable de todos los bienes. Y solo el adulto, en cualquier rol, debe ser el escudo imaginario para un niño. Lucio Dupuy no tuvo un solo escudo. Solo tenía cinco añitos, dos más que Maddy, la hija de Alex que juró por su vida que nada la iba a lastimar. Lucio en cambio estaba solo. Y no pudo. No lo miró a los ojos nadie del sistema estatal. Nadie. No existió un sistema judicial que lo pueda rescatar del odio por ser niño.  Ni un sistema de salud que le pueda salvar la vida a pesar que lo recibieron cinco veces lastimado y quebrado.  ¿Quién nos tapó con tanto odio? ¿Será el momento de construir narrativas que nos encuentren y no que profundicen los sesgos? El Doctor Enrique De Rosa, psiquiatra y neurólogo asegura que es inviable que no hayan visto un niño golpeado, “Es tan claro que es un niño golpeado. Yo soy neurólogo, y un golpe en la cabeza es claro, un traumatismo encefálico es claro y una trompada es otra cosa. Y esto los médicos lo pasaron por encima. ¿Por qué? Y por qué también tienen miedo. Porque supone denunciar a dos madres de cierta estructura que son pareja. Esto es también la hipocresía” 

Hay una salida, asegura De Rosa, “Reescribir la propia historia en el cerebro de cada persona para no quedar disociado.

En cuarentena la Línea Nacional 137 dependiente del Programa de las Víctimas Contra las Violencias intrafamiliares aumentaron un 20% respecto al mismo período de 2019, pero los medios prefieron las berretas cuestiones de alcoba. Todos 

La invisibilización del niño

“Hay un estado ausente en cuanto a políticas públicas sobre cómo criar a nuestros hijos. No protegen ni cuidan a nuestros hijos en situaciones judiciales», Adrián Alfaro de Fundación Infancia Compartida, estuvo con la familia Dupuy y cita varios niñ@s en las mismas condiciones que Lucio y a su padre que fue a la justicia por la tenencia pero no se la dieron, si a la madre, solo por ejercer el rol simbólico de haber parido. La maternidad es la construcción en el tiempo y no el mero acto biológico. Lucio no fue tenido en cuenta. La justicia obedeció a otro paradigma cultural, las madres son santas.  

“Infancia Compartida” acompaña a padres, abuelos, madres, impedidos de ver a sus hij@s y lograr que la justicia “escuche al niño como sujeto de derechos” ante los adultos que invisibilizan y priorizan sus odios. En una serie de historias en primera persona, el periodista Gastón Recondo se autodefine “Yo fui un niño impedido” en minutos una cataratas de imágenes toman vida y describe sus dolores que anularon sus infancia para convertirse en un mini adulto.   

periodista Gastón Recondo se autodefine “Yo fui un niño impedido” en minutos una cataratas de imágenes toman vida y describe sus dolores que anularon sus infancia para convertirse en un mini adulto.   

Los medios tenemos un rol fundamental: ‘Visibilizar las infancias dolientes y rotas’. Dar voz, por que ni el sistema sanitario, ni el judicial, y mucho menos el de seguridad, lo hacen.

Hay una salida, asegura De Rosa, “Reescribir la propia historia en el cerebro de cada persona para no quedar disociado. Un niño de un hogar en riesgo, en alerta, debe reescribir su propia historia, salir del trauma con distintas terapias, la resiliencia no alcanza. Hay que dejar de repetir Mantras»

Solo sé que somos lo que pudimos construir ayer con nuestros propios retazos de historias, para que en la adultez podamos abrigarnos con ellos, pero para eso hay que tener vida para reescribirla. Lucio no la tuvo.  

Por Sara Di Tomaso

2 Comments

  1. Sara, gracias por tu nota. Hace 5 años presenté al Gobierno de la Ciudad, a la Dirección de protección de niños, niñas y adolescentes, publiqué una carta en Clarín para que me reciban y den curso a un PROGRAMA DE PREVENCIÓN DEL MALTRATO INFANTIL. Y nadie escuchó. Contenía una estrategia educativa y de difusión única y no implementada hasta hoy. No había que fundar nada. Era aprovechar los espacios existentes para prevenir, capacitar. Me duele terriblemente lo de Lucio. Y repudio a todos los implicados. Sistema judicial, educativo, sanitario y de seguridad. Se podría haber evitado. Mi programa abarcaba todas esas instituciones. Lo lamento. Estela Kucan

    • Hola Estela, claro que se podia haber evitado. En mi responsabilidad como medio me enoja por que no advierten, les importa mas la vida de Wanda que un mini campaña de «alertas» .. Abrazos

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