Adolescentes, salud mental en alarma
En Argentina se suicidan 9 personas por día y en el mundo cada 40 segundos. En nuestro país, es la segunda causa de muerte, en adolescentes y se triplicó en los últimos 30 años. Los hombres, en las tres décadas, duplican a las mujeres. A partir de los 20 años, 1 de cada 3 personas, sufre un problema de salud mental. Justo cuando se empieza a decidir, idear y soñar, la salud mental es la peor aliada y la ansiedad un factor clave.¿Cuánto pesa el rol de los adultos?
¿Necesidad o deseo?
Raro, huraño, agresivo, tímido, callado, obediente, rebelde, sucio, educado, puedo agregar mil adjetivos calificativos pero todos redundan en una sola palabra: adolescentes. Cada clasificación carga con el sesgo que el mundo adulto decidió aplicar. Hace horas eran niños y en rafagas de tiempo se convirtieron en extraños para la sociedad que los contiene. Pero la realidad del adolescente es la cultura de la sociedad en la que se desenvuelven y se desarrollan los adultos. Confuso para ellos. Demasiado para el padre/madre que los educó ¿Qué caracteriza a la sociedad del adolescente? La aceitosa ansiedad, emanada de su círculo próximo. Por lo menos así lo dicen y confirman los terapeutas que estudian y cargan con nuestras frustraciones.
Alejandro Shujman es psicólogo, escritor y especialista en adolescentes y familia. “No huyo, solo vuelo.” El arte de soltar a los hijos, uno de sus libros, es casi un paso obligado. En una breve charla, entre uno de sus viajes, define a la generación “Z”, “esta es una generación de adolescentes criados bajo el lema del sobre empacho de confort. Con padres amorosamente tibios que no quieren que sus hijos sufran, que no quieren que sus hijos pasen penurias y facilitan mucho más de lo que precisan. El terapeuta reconfirma, por si no quedó claro, remata “Confundimos ( los adultos) necesidad con deseo.”
No importa las clases sociales, la angustia pide pista. La ansiedad arranca y no mira para atrás. No procesa. No razona. Es emoción. Trepa. Cada rama que brota es similar en su sentir. Es políglota. Se acomoda en el confort y se camufla en la carencia. Según el CONICET que en mayo de este año vertió un informe grafica cifras para pensarnos “el 48% de los argentinos padeció tener ansiedad, el 29,64% señaló haber atravesado niveles de depresión “clínicamente significativos” y el 42,27% reconoció tener riesgo suicida dignos de consideración. De estos últimos, 19,36% los consideró de riesgo alto y el 22,91% moderado.”
Sin embargo parece que la pandemia no recrudeció, solo visibilizó lo latente. Desordenó los cajones del placard y empezamos a ver aquello que estaba guardado y olvidado. En este sentido Schujman afirma, “El contexto pandémico ha potenciado la ansiedad por qué los adultos no han podido disminuir las consecuencias en impacto de la frustración generada por el confinamiento. La pandemia no inventó nada pero sí ha intensificado aquello que ya existía”. Son esos pequeños latiguillos que te hacen tomar un cafecito con uno mismo. Te lleva a boxes. Se cambia cubierta, alineación y balanceo y se vuelve a salir.
La Defensora de niñas, niños y adolescentes, Marisa Graham, considera que tenemos una Ley de Salud Mental modelo pero que paradójicamente no incluye a las infancias. Al ser consultada por el crecimiento de la ansiedad en los adolescentes reflexiona, “Esta cuestión de la inmediatez es algo que los chicos y las chicas reciben del mundo adulto. La ansiedad se transmite linealmente de arriba hacia abajo. Los adultos somos los que transmitimos esta ansiedad, esta intranquilidad”. Graham suma un ejemplo que tal vez se repite como patrón, sin escucharnos, “decirle a las chicas y a los chicos no pierdas el tiempo o estás perdiendo el tiempo es algo que es típico de papás y mamás. ¿Por qué pensamos que los chicos y las chicas están perdiendo el tiempo? Están utilizando el tiempo, en el derecho que tienen que es el derecho al ocio”
Mateo y Hannah
A casi un mes del día mundial de la Salud Mental, distintas organizaciones internacionales decidieron prevenir sobre el suicidio y poner en agenda pública el tema. Cada 40 segundos, en algún lugar del planeta alguien decide sobre su finitud. En Argentina, cada día se suicidan 9 personas y se triplicó en las últimas décadas cada 100 mil habitantes. Esta cifra supone que la tasa de suicidios en Argentina es de 7,3 por cada 100.000 habitantes, menor que la media de suicidios a nivel mundial, que es de 9,35 por cada 100.000 habitantes.
En los últimos días el Ministerio de Salud de Nación lanzó un dispositivo: “0800-999-0091”de atención remota y derivación a un efector local, en caso de ser necesario que se inscribe en el marco del Plan Federal de Abordaje Integral de la Salud Mental.
Urge una política integral, nacional y gratuita. Los tratamientos terapéuticos son inaccesibles y caros. Hoy es casi un privilegio la atención terapéutica cuando debería ser una derecho. Según UNICEF el suicidio es la segunda causa de muerte en la franja entre 10 a 19 años y se triplicó en los últimos 30 año. La cifra ascendió a 12,7 cada 100.000 adolescentes entre los 15 y los 19 años. El Ministerio de Salud afirma que 1 de cada 3 adolescentes sufre un problema de salud mental en la adolescencia.
En 2019 tuvimos 3.292 suicidios y 2.291 asesinatos, en concreto, por cada persona asesinada se suicidaron 1,4 personas en Argentina
La ficción en muchas ocasiones se nutre del dolor de la realidad humana, que es global. Hace un par de años dos series tuvieron como personajes dos adolescentes que padecieron la causa de muerte mas prevenible; el suicidio. Una fue “13 Razones” (13 Reasons Why) americana, aún en Netflix. Fuerte y muy criticada para que no la vean los adolescentes. En compañía debe verse todo. Y la otra es “El Mundo de Mateo”, Nacional. Ambas atadas por el denominador común de los silencios familiares. Los secretos en voz alta. Y la tragedia, prevenible, pero invisible en nuestra sociedad: el “Suicidio”.
Antes de quedarme inerte con la nota prefiero poner en acción la palabra. En la conversación le pedí a Schujman algunas apostillas para tatuarlas en el alma. Con pintura fluorescente para que ilumine en la oscuridad. Miren lo que dijo, “Permitir que se equivoquen. No ir por delante de los errores de los hijos. Poder soportar el sufrimiento de los hijos, dándole el umbral de frustración. Suficiente capacidad de responsabilidad y capacidad de decisión. Veamos que precisan ellos. No confundamos la necesidad con deseo”
Si llegaron hasta acá, es un montón. Gracias!
Por Sara Di Tomaso
8 Comments
Excelente muy objetiva, en el presente que vivimos.
Muchas gracias por leerla!
SDT
Muy interesantes conceptos sobre un tema preocupante.
Muchas gracias por ocuparte en leerla, y mandar tu opinión. Abrazos, Sara
Muy profunda y detallada la nota. Soy madre de adolescente, quien atravesó todos los estados y está en tratam. Como padre me siento responsable de sus actos y estados emocionales.
Hola Alejandra!
Gracias por tu mirada
SD
Esta nota me habilita a seguir mirando..leyendo..acompañando a mis hijos de 16.14..y 6… y fortalecer las infancias desde mi rol de Moi.Son URGENTES LAS POLITICAS DE ABORDAJE .
Hola Soledad!
Mil gracias por leerla y que bueno que haya sido de fuente y compañía!
Sara