El Papa y los medios con la precisión de un bisturí

🔹 Una crítica a fondo sobre los riesgos del periodismo moderno, incluyendo cómo se relacionan El Papa Francisco y los medios.

• El legado que el Papa Francisco lanzó a la razón de ser del Periodismo. Señaló cuatro prácticas que, según él, están degradando el oficio: desinformar, calumniar, difamar y buscar escándalos por placer. Un mensaje que incomoda, interpela y exige responsabilidad.

• Desinformar diciendo verdades a medias, calumniar sin pruebas, difamar sacando frases de contexto y la obsesión por el escándalo: Francisco puso en palabras lo que muchos callan sobre los medios. Lejos de atacar la libertad de prensa, el Papa propuso un espejo ¿Qué tipo de periodistas queremos ser en un mundo saturado de ruido y urgencia?

El Papa Francisco y los medios

En una entrevista breve pero contundente, el Papa Francisco volvió a marcar su posición frente al rol del periodismo. Lejos de respuestas vagas, enumeró con claridad las cuatro actitudes que, según él, están destruyendo el ejercicio de la comunicación. El foco no estuvo en la tecnología, ni en la era digital, sino en las intenciones, prácticas y ética del oficio.

El Papa Francisco sostuvo: “No se trata solo de informar. Es cómo lo hacés, para qué y con qué intención”. Y acto seguido, enumeró cuatro formas de degradar el periodismo: desinformar, calumniar, difamar y practicar la coprofilia. No es nuevo que Francisco critique la forma en que los medios reproducen violencia simbólica o estigmatizan. Pero esta vez fue más directo que nunca.

La mirada del Papa Francisco sobre los medios es clara: el problema no es la prensa libre, sino el uso irresponsable del poder informativo. Esta crítica se alinea con sus intervenciones previas en temas de comunicación, como lo expresó también en la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

También se inscribe en su legado más amplio sobre ética, responsabilidad colectiva y construcción de una sociedad más justa, como se analizó en esta nota de Tercer Tiempo sobre su pensamiento en torno a la sustentabilidad, la inclusión y la cultura del descarte: Francisco y su legado en sustentabilidad.

Desinformar: la trampa de las verdades parciales

Para Francisco, desinformar no es lo mismo que mentir. Es mucho más sutil, y por eso más peligroso. “Desinformar es decir la mitad de las cosas, lo que me conviene”. Esta práctica instala una narrativa sesgada, recortada, que puede moldear percepciones sin necesidad de falsedad directa. En tiempos de sobreinformación, algoritmos y titulares veloces, la desinformación como estrategia de comunicación se volvió moneda corriente.

La advertencia del Papa Francisco sobre los medios se vincula con una necesidad urgente de revisar cómo se construyen los titulares, qué se omite y con qué fines se informa a la sociedad.

Calumniar: el daño irreparable

El segundo gesto que el Papa señala es la calumnia: acusar sin pruebas. Francisco sostiene que muchos periodistas publican contenidos sabiendo que no están chequeados, o incluso que son falsos, simplemente porque «el daño ya está hecho». Aunque luego haya desmentidas, la imagen de la persona o institución ya quedó herida. Y lo que se pierde es la confianza pública, tanto en los medios como en las personas.

Esta forma de manipulación comunicacional ha sido cuestionada por distintas organizaciones internacionales que promueven la integridad periodística, como Reporteros sin Fronteras.

Difamar: decir verdades para dañar

La difamación, según Francisco, es más cínica: no inventa hechos, pero los saca de contexto o los presenta de forma tal que destruyen. “Es decir cosas verdaderas, pero fuera de contexto, para destruir a una persona”, explicó. Esta estrategia se ve a diario en campañas políticas, coberturas judiciales o notas de opinión construidas para instalar una sensación de desprestigio.

La mirada crítica del Papa Francisco sobre el rol de los medios se sostiene en que la intención con la que se transmite la información es tan importante como el hecho en sí.

Coprofilia: la adicción al escándalo

Finalmente, el concepto que más sorprendió: la coprofilia. El Papa lo define como “la atracción por el excremento”, y lo vincula con los medios que hacen del escándalo su matriz editorial. “Hay medios que viven de la basura. Y el público se vuelve adicto”, sentenció.

Este término, cargado de fuerza simbólica, apunta al sensacionalismo, pero también a una lógica de consumo voraz de noticias negativas. Francisco no habla solo del periodismo de espectáculos, sino de todo abordaje que busque clicks a costa de la dignidad.

Su mirada sobre los medios, profundamente crítica, busca que los periodistas y editores asuman el desafío ético de recuperar la confianza social. La crítica del Papa Francisco a los medios no es un ataque a la libertad de expresión, sino un llamado a ejercerla con responsabilidad.

Una mirada sobre el oficio, no solo sobre los medios

Francisco no critica a los periodistas como personas, sino a ciertas formas de ejercer el oficio. Para él, el periodismo es una herramienta esencial para la democracia, pero también una que puede ser letal si se usa con fines destructivos. La libertad de expresión es un derecho fundamental, pero “la libertad sin responsabilidad es solo un simulacro de libertad”, advirtió.

Sus palabras, pronunciadas sin estridencia pero con enorme peso simbólico, invitan a repensar el lugar del periodismo en una sociedad polarizada, acelerada y muchas veces saturada de ruido. Lejos de los slogans, Francisco propone un espejo incómodo pero necesario: ¿al servicio de qué están hoy los medios? ¿Y qué tipo de periodistas queremos ser?