COP30 trabada: Lula no logra los acuerdos por sus inconsistencia.

Inicio › Medioambiente ›
Las negociaciones de la COP30 se estancaron en Belém. Brasil intenta liderar el fin de los combustibles fósiles mientras expande su producción petrolera.
Resumen
- Las delegaciones esperaban un segundo borrador que nunca llegó.
- La presión de Lula no logró ordenar un escenario cada vez más fragmentado.
Innovación, política y disputas globales: el pulso del nuevo clima político
El impacto estructural de las crisis y la desigualdad en América Latina
Un borrador ausente y una cumbre sin dirección
Las negociaciones de la COP30 quedaron trabadas este miércoles en un clima de desconcierto. La presidencia brasileña había prometido un segundo borrador de la declaración política, pero el documento no apareció. Ni explicaciones claras ni señales de avance. Solo un mensaje ambiguo: “los puntos más complejos siguen abiertos”.
Las delegaciones esperaban ese texto a las 11 de la mañana. Diez horas después, nada. La falta de definición dejó en evidencia el estancamiento interno de la cumbre.
Lula presiona, pero el bloqueo persiste
Lula da Silva regresó a Belém para intentar destrabar la conversación. Se reunió con negociadores de China, India, Indonesia y con grupos latinoamericanos y árabes. Pidió “actitud” y flexibilidad. Insistió en que cada país debe reducir emisiones “a su ritmo”, sin imposiciones.
El mensaje buscó bajar tensiones. Sin embargo, no modificó el mapa de resistencias. Ni siquiera logró que la presidencia del encuentro presentara la versión revisada del acuerdo.
La contradicción central: Brasil quiere liderar la transición y expandir el petróleo
La gran fractura de la COP30 aparece en un punto sensible: la hoja de ruta para abandonar los combustibles fósiles. Brasil impulsa esa propuesta, pero al mismo tiempo planea expandir su producción petrolera en los próximos años.
“Brasil debe decidir por sí mismo cómo interpreta la transición”, afirmó André Corrêa do Lago, presidente de la COP. La frase expuso el dilema: liderar el discurso climático mientras se protege un sector que aporta divisas y poder geopolítico.
Para Greenpeace Brasil, esa tensión explica el impasse. “Lula habla como si la COP30 ya hubiera cerrado con éxito, pero falta lo esencial: compromisos reales para dejar atrás los fósiles”, sostuvo Carolina Pasquali, directora ejecutiva de la organización.
Europa intenta salvar el texto con cinco propuestas
La Unión Europea presentó una lista de cinco ajustes para ampliar el apoyo internacional a la hoja de ruta. Wopke Hoekstra, comisario europeo de Acción Climática, aseguró que la propuesta busca “dar margen” a Brasil para reunir consensos.
El problema de fondo sigue intacto: más de 80 países apoyan avanzar con el fin de los fósiles, pero los grandes productores de Medio Oriente bloquean cualquier formulación concreta.
Un éxito paralelo: el Fondo de Bosques suma miles de millones
Fuera de la sala de negociaciones, Brasil celebró un anuncio clave: Alemania aportará 1.000 millones de euros al Fondo Bosques Tropicales para Siempre. Con ese compromiso, el fondo supera los 6.500 millones de dólares.
Marina Silva, ministra de Medio Ambiente, afirmó que el fondo “ya muestra resultados” y confirmó nuevas rondas de inversión.
Un final abierto y tensión creciente
La COP30 continúa sin acuerdo y la presidencia brasileña no descarta extender la cumbre más allá del viernes. El escenario repite dinámicas de años anteriores: negociaciones a puertas cerradas, borradores demorados y una presión internacional que crece mientras el planeta exige decisiones urgentes.


