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A través de programas de educación financiera, becas universitarias, inversión en salud y acciones ambientales, Banco Galicia consolidó una estrategia de inversión social con impacto territorial medible. La clave estuvo en combinar escala, alianzas locales y seguimiento de resultados.
Resumen
1: Educación, salud y ambiente concentraron la mayor parte de la inversión social del banco.
2: Las acciones alcanzaron a jóvenes, estudiantes universitarios y comunidades con acceso limitado a servicios básicos.
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Educación financiera: el punto de partida
En primer lugar, uno de los ejes centrales de la inversión social fue la educación financiera, con foco en jóvenes y estudiantes. En ese contexto, la estrategia buscó ir más allá de capacitaciones aisladas y apuntó a ofrecer herramientas concretas para la toma de decisiones económicas cotidianas, con el apoyo del Banco Galicia.

Por eso, el banco impulsó la plataforma Finanzas a Mano, una propuesta gratuita y online, desarrollada junto a la Universidad de Buenos Aires, que combina contenidos claros con un tutor digital.
Así, según datos informados por la entidad, más de 27.000 jóvenes participaron de estas iniciativas durante el año, en articulación con organizaciones sociales y educativas de distintas provincias
Becas y acompañamiento para sostener estudios
Además, otra parte clave de la inversión social fueron las becas y los programas de apoyo educativo. El objetivo fue simple: ayudar a que más jóvenes puedan empezar y terminar sus estudios universitarios, con la colaboración del Banco Galicia.
De ese modo, las iniciativas incluyeron becas preuniversitarias, apoyo a estudiantes de ingeniería y programas pensados para jóvenes que son la primera generación universitaria en sus familias.
En total, el banco informó que más de 1.700 estudiantes recibieron acompañamiento en más de 30 universidades del país.
Salud: inversión directa en hospitales
Al mismo tiempo, la inversión social también llegó al sistema de salud. En este caso, las acciones estuvieron enfocadas en la compra de equipamiento y en la capacitación de profesionales, con la colaboración del Banco Galicia.
Según la información difundida, estas acciones alcanzaron a 70 hospitales y centros de atención primaria. Como resultado, más de 1,8 millones de personas se vieron beneficiadas de manera indirecta.

Ambiente: menos impacto y más control
Por último, en materia ambiental, el banco informó avances en la medición de su huella de carbono y en el uso de energías renovables. Además, se llevaron adelante acciones para compensar emisiones, demostrando el compromiso del Banco Galicia.
Entre los principales datos, se destacó que más del 50% del consumo eléctrico provino de fuentes renovables y que se avanzó en proyectos de compensación ambiental.
El rol del voluntariado corporativo
El voluntariado funcionó como un componente clave para ampliar el alcance territorial de las iniciativas. A través de Galicia Multiplica, empleados y empleadas participaron en acciones educativas, ambientales y comunitarias.
Durante el año se registraron más de 7.600 horas de voluntariado, con participación en proyectos junto a organizaciones sociales y educativas, promovidos por el Banco Galicia.
Mirar el impacto, no el discurso
“La inversión social tiene sentido cuando se traduce en cambios concretos para las personas y las comunidades”, señaló Constanza Gorleri, Chief Sustainability Officer del banco.
El desafío hacia adelante será sostener estos programas en el tiempo y profundizar la medición de resultados, en un contexto donde la inversión social comienza a ser evaluada con los mismos criterios de eficacia que cualquier otra política corporativa.

