“Modernizar no es flexibilizar: es actualizar reglas que quedaron viejas”

El director de Protección Social de CIPPEC, Manuel Mera, analiza mitos y realidades del Proyecto de Ley de Modernización Laboral que impulsa el Gobierno: qué debe mantenerse, qué debe cambiar y por qué la discusión pública quedó atrapada en prejuicios.
El país enfrenta una estructura laboral que ya no refleja la realidad demográfica ni productiva.
La clave, sostiene Mera, es crear reglas que protejan a trabajadores sin impedir que las empresas contraten.
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TT — ¿Cuáles son los tópicos que ya se instalaron sobre el proyecto de Modernización Laboral?
Manuel Mera: En la discusión pública aparecieron tres ideas muy fuertes: que la ley implicaría una “flexibilización laboral”, que eliminaría derechos básicos y que afectaría especialmente a trabajadores más vulnerables. Muchas de estas interpretaciones no son precisas. El proyecto apunta a actualizar instituciones que quedaron diseñadas para un país que ya no existe, con menos informalidad, menos envejecimiento y una estructura productiva más homogénea.
Hoy convivimos con una fuerza laboral partida: una parte protegida, sindicalizada, con convenio colectivo y derechos establecidos; y otra parte —cada vez más grande— que trabaja por fuera de esa estructura: monotributistas, autónomos, freelancers o trabajadores de plataformas. La ley busca reconocer esta realidad sin desarmar protecciones históricas.
TT — ¿Qué debería mantenerse y qué debería cambiar pensando en una población envejecida y con más monotributistas que trabajo registrado?
Mera: Lo que debe mantenerse es el principio de protección al trabajador. Eso es irrenunciable. La indemnización, la estabilidad y las licencias son pilares esenciales. Pero necesitamos flexibilizar —no en el sentido peyorativo, sino literal— algunas formas de organización del tiempo de trabajo, modalidades de contratación y mecanismos de aprendizaje para que convivan trabajadores jóvenes, adultos mayores y autónomos.
El mercado laboral actual es mucho más heterogéneo. Tenemos más de 4 millones de monotributistas y una población que envejece rápido. Si no actualizamos las reglas, vamos a seguir expulsando trabajadores del sistema formal.
TT — ¿Por qué se intenta vincular la Modernización Laboral con la flexibilización?
Mera: En Argentina la palabra “flexibilización” quedó asociada a pérdida de derechos, precarización y reformas de los años 90. Pero eso no es lo que se está discutiendo hoy. Modernizar no es precarizar: es adaptar reglas que quedaron viejas. La resistencia muchas veces surge del recuerdo de reformas pasadas, no del contenido actual de los proyectos.
Para evitar esa confusión, es importante que el Gobierno comunique con claridad qué se mantiene y qué se modifica, y que los sindicatos participen del proceso. La confianza es clave para que una reforma tenga impacto social positivo.
TT — ¿Ya existen empresas con banco de horas? ¿Y gremios que se acerquen a este modelo?
Mera: Sí, el banco de horas ya se utiliza en varios sectores. Algunas actividades intensivas en demanda variable —como tecnología, call centers, logística o servicios globales— lo incorporaron con acuerdos sindicales. No es una figura nueva.
Lo que busca la modernización es generalizar herramientas que ya existen, siempre bajo negociación colectiva. La jornada fija tradicional no siempre responde a las necesidades de productividad actuales, y tampoco a las necesidades de vida de trabajadores que piden más flexibilidad personal.
TT — ¿En qué países debería mirarse Argentina para pensar una ley que incluya más empresas y más trabajadores?
Mera: Hay experiencias útiles. Uruguay tiene un esquema de negociación colectiva moderno y transparente. España avanzó en regular plataformas sin destruir empleo. Portugal creó incentivos para formalizar a trabajadores autónomos. Chile modernizó indemnizaciones sin eliminar derechos.
Ningún país que modernizó su legislación lo hizo reduciendo derechos básicos. Al contrario: ampliaron protección para quienes estaban fuera del sistema. Ese debería ser el eje argentino: sumar, no recortar.

