Cuando la violencia no se reconoce como violencia

Según el nuevo Índice de Concientización sobre la Violencia hacia las Mujeres, en Argentina el 87% de las mujeres atravesó alguna forma de violencia, pero el 32% no la reconoce como tal. Solo 3 de cada 10 personas tienen un nivel alto de conciencia sobre el problema.
Resumen
- El 87% de las mujeres vivió situaciones que la ley tipifica como violencia, pero una parte importante no las nombra como tales.
- Menos de un tercio de la población alcanza un nivel alto de concientización sobre la violencia de género.
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Índice de concientización sobre la violencia hacia las mujeres
El Índice de Concientización sobre la Violencia hacia las Mujeres, presentado por Fundación Instituto Natura y Avon, revela un punto ciego preocupante. En Argentina, el 87% de las mujeres atravesó alguna forma de violencia, pero el 32% no la reconoce como tal.
Solo 3 de cada 10 personas –el 27% de la población– alcanzan un nivel alto o muy alto de conciencia sobre la problemática. Dos de esas tres personas son mujeres. El resto permanece en niveles bajos o intermedios de reconocimiento.
“Una sociedad donde menos de un tercio reconoce la magnitud y las dinámicas de la violencia no está preparada para erradicarla”, señalan desde la Fundación. La investigación, que se lanzó en noviembre, también incluye a Brasil, Chile, Colombia, Perú y México, y busca medir, orientar y monitorear la conciencia colectiva sobre la violencia de género en la región.
“La concientización es un paso fundamental para enfrentar la violencia que viven mujeres y niñas. Este índice nos permite entender cuánto sabemos, cómo reaccionamos y qué tan preparadas estamos para actuar”, destacó Florencia Mezzadra, líder de Fundación Instituto Natura en Argentina.
Lo que no se nombra, no se reconoce
El estudio muestra que 3 de cada 10 mujeres no declaran espontáneamente haber vivido violencia de género. Sin embargo, cuando se les presenta un listado de 16 situaciones concretas, el 87% reconoce haber atravesado al menos una de ellas.
Esa brecha del 32% expone el peso del lenguaje, de los estereotipos y de los silencios: lo que no se nombra, no se reconoce. Muchas agresiones aparecen normalizadas como “problemas de pareja”, “celos” o “conflictos privados”.
La investigación subraya que esta falta de reconocimiento no solo afecta a quienes viven la violencia, sino también a su entorno. Si la sociedad no identifica las señales, la intervención llega tarde o no llega.
Discurso, acción y las barreras para intervenir
El Índice también releva la distancia entre lo que las personas dicen que harían y lo que efectivamente hacen frente a un caso de violencia. Una amplia mayoría afirma que intervendría si ve una situación de riesgo, pero en la práctica muchas respuestas quedan restringidas al ámbito informal.
Entre quienes buscaron ayuda frente a una situación de violencia, la mayoría recurrió a su entorno cercano: amistades (31%) y familiares (29%). Solo el 10% acudió a un servicio público especializado.
Aunque 3 de cada 4 personas coinciden en que erradicar la violencia es una responsabilidad colectiva, persisten barreras culturales fuertes: el 30% cree que lo que ocurre en una pareja debe resolverse “entre ellos”, el 66% piensa que las mujeres no buscan ayuda por miedo a más violencia y el 50% considera poco efectivas las leyes que protegen a las mujeres.
La falta de información también pesa. Más de un tercio admite no saber lo suficiente como para ayudar a una mujer que atraviesa violencia, lo que limita la capacidad de reacción del entorno.
Conciencia, lenguaje y políticas: un desafío regional
El Índice de Concientización se construyó a partir de entrevistas a 1612 personas mayores de 18 años en Argentina, realizadas de manera presencial y online entre junio y julio de 2025. El diseño metodológico contempló variables de clase social, nivel educativo e ingresos familiares, con apoyo de la agencia especializada Quiddity.
La herramienta combina tres dimensiones: cognición, percepción y actitud. Es decir, cuánto saben las personas sobre la violencia hacia las mujeres, cómo interpretan el problema y qué hacen cuando se enfrentan a él, ya sea en primera persona o en su entorno cercano.
Los resultados muestran que la falta de conciencia y acción no es un fenómeno aislado de Argentina, sino un desafío compartido en América Latina. En todos los países analizados aparece un consenso: hay que reforzar leyes y políticas, pero el conocimiento efectivo sobre cómo ayudar sigue siendo insuficiente.
En este contexto, la campaña “Llamala por su nombre”, impulsada por Fundación Instituto Natura y Avon en el marco de los 16 días de activismo –del 25 de noviembre al 10 de diciembre–, busca poner palabras donde antes había silencios. Nombrar las violencias es un paso necesario para desarmarlas.

