Se rompió la confianza con el gobierno, la justicia y los medios

El informe Edelman Trust Barometer 2025 confirmó lo que ya se percibía: Argentina atraviesa una crisis estructural de confianza institucional. La mayoría de la ciudadanía desconfía del gobierno, la justicia y los medios, mientras crecen el agravio, el desencanto y la manipulación como forma de poder. En este contexto, las empresas y ONG emergen como los últimos actores con legitimidad.
– Solo el 43% cree que es posible convivir con quien piensa distinto.
– Empresas y ONG lideran el ranking de confianza institucional.
Democracia sin confianza: un país sin proyecto común
La falta de confianza ya no es un síntoma: es el corazón de la crisis argentina. El informe de Edelman 2025 lo muestra con crudeza: sin instituciones que funcionen, sin referentes válidos y sin una cultura del respeto, la democracia pierde contenido. No se trata solo de votar cada dos años, sino de sostener una convivencia basada en la palabra y la credibilidad.
Cuando nadie cree en nada, tampoco hay un horizonte compartido. El proyecto colectivo se fragmenta en intereses individuales, sospechas cruzadas y discursos de ruptura. La desconfianza no es solo hacia el otro: es hacia el futuro mismo.
“Si no creemos en nada, tampoco creemos en nadie. Y eso desactiva cualquier proyecto colectivo”, advierte el informe.
Colapso institucional: sólo el 36% confía en el gobierno, 28% en la justicia
El deterioro de la confianza en las instituciones centrales del Estado es contundente. El gobierno apenas alcanza un 36%, los medios un 38%, y la justicia cae a un crítico 28%. Estos datos no son solo indicadores: son el reflejo de una percepción ciudadana consolidada.
La legitimidad institucional ya no se discute desde la gestión o la transparencia. Se discute desde la sospecha. Los poderes del Estado aparecen desconectados de las necesidades sociales, cerrados sobre sí mismos, y alejados de cualquier rastro de representación real.
La gente ya no cree que los errores sean accidentales: los considera parte de una lógica del privilegio y el blindaje.
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Agravio como estrategia: 72% cree que los líderes lo usan para ganar poder
No es solo desconfianza: es una acusación directa. El 72% de los argentinos cree que los líderes políticos promueven el agravio para consolidar poder. El 63% sostiene que la élite engaña deliberadamente al pueblo. La ruptura no es solo institucional: es emocional.
El agravio como estrategia reemplazó al argumento. El malestar dejó de ser una consecuencia de la política para convertirse en su herramienta central. Donde no hay propuesta, hay ruido. Donde no hay escucha, hay indignación amplificada.
Esta sensación de manipulación debilita el vínculo con la verdad, con la deliberación y con la idea misma de representación.
“Gritar vale más que argumentar”, plantea el estudio.
Ruptura social: solo el 43% cree que se puede convivir con quien piensa distinto
La desconfianza ya no se dirige solo al poder: también se instaló en los vínculos cotidianos. Solo el 43% de los argentinos cree que se puede convivir con quienes tienen ideas distintas. Esta cifra marca el debilitamiento de uno de los pilares de cualquier democracia: la convivencia en la diversidad.
El informe describe un «ecosistema emocional hostil» alimentado por la polarización, la desinformación y el miedo. El otro deja de ser adversario y se convierte en amenaza. Las diferencias ya no se discuten: se denuncian.
Cuando el disenso es percibido como ataque, la posibilidad de construir acuerdos desaparece. Y sin acuerdos, no hay futuro compartido.
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Últimos confiables: 56% confía en empresas, 58% en ONG
Mientras los poderes tradicionales pierden legitimidad, las empresas y las ONG conservan algo de confianza social. El 56% confía en las empresas, y el 58% en las organizaciones sociales. Pero este respaldo viene con una exigencia: acción.
El informe de Edelman 2025 deja claro que la ciudadanía ya no tolera la neutralidad. El 64% espera que los CEOs lideren debates sobre equidad, sostenibilidad y derechos. El 74% quiere que las marcas se posicionen frente a los problemas del país.
Universidades, sindicatos, cooperativas y movimientos barriales también aparecen como referencias de cercanía y coherencia. La confianza, en este contexto, no se delega: se construye.
“La confianza es un capital que se gana, pero también se pone a prueba”, concluye Edelman.