La UCA reveló un dato incómodo: la pobreza real supera los relatos oficiales

El nuevo informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la UCA introduce la pobreza 4D, un enfoque que combina ingresos, privaciones estructurales y malestar psicológico. Aunque los datos oficiales del INDEC muestran una baja de la pobreza por ingresos, la UCA advierte que el estrés económico, social y subjetivo sigue afectando a más de la mitad de la población.
Resumen
- La UCA presenta la pobreza 4D como un indicador que integra ingresos, privaciones en salud, educación y trabajo, y niveles de malestar psicológico para describir una Argentina en transición donde la exclusión sigue cristalizada.
- Aunque la inflación se desacelera y las cifras oficiales de pobreza mejoran, el informe de UCA pobreza 4D muestra que el estrés económico, social y subjetivo permanece en niveles altos, con una matriz de desigualdad que limita la movilidad social.
Leé también: La pobreza estructural en Argentina alcanzó el 50%, la más alta en 20 años
Relacionado: UCA analiza la baja de la pobreza como exagerada
Un país en transición: del dato oficial al estrés cotidiano
El punto de partida del informe de UCA pobreza 4D es el contraste entre la baja de la pobreza por ingresos informada por el INDEC y la persistencia de carencias que se observan en la vida diaria de los hogares. La economía muestra signos de estabilización macroeconómica, pero la recomposición del empleo y los ingresos reales sigue siendo frágil.
Según la lectura del Observatorio de la Deuda Social Argentina, la Argentina atraviesa una transición política y económica que ordena algunas variables críticas, pero no resuelve la matriz de desigualdad acumulada en las últimas dos décadas. La pobreza 4D busca justamente capturar esa brecha entre el dato estadístico y la experiencia concreta de bienestar.
Qué mide la pobreza 4D de la UCA
La pobreza 4D combina cuatro dimensiones: privaciones de ingresos, carencias en condiciones de vida, acceso limitado a derechos sociales y estrés subjetivo en los hogares. El resultado es un mapa más completo que la tradicional medición por línea de pobreza monetaria.
En términos prácticos, UCA pobreza 4D identifica hogares que pueden haber salido de la pobreza por ingresos, pero siguen atrapados en barrios con servicios precarios, trabajos informales, inseguridad alimentaria o problemas de salud mental no atendidos. Es una fotografía de la exclusión que no se ve solo con el termómetro de la canasta básica.
Desde el ODSA-UCA insisten en que esta mirada multidimensional es clave para diseñar políticas públicas que vayan más allá del corto plazo. No se trata solo de recuperar el salario real, sino de reconstruir capacidades educativas, laborales y comunitarias que hoy están desgastadas.
Estrés económico: ingresos que no alcanzan y empleo inestable
En la dimensión económica, el informe de UCA pobreza 4D muestra que la caída de la inflación no se traduce automáticamente en alivio. La combinación de salarios rezagados, empleo informal y pérdida de prestaciones sociales genera un estrés permanente en los hogares de menores ingresos.
La UCA subraya que una parte importante de la población se sostiene con trabajos precarios, changas y autoempleos de subsistencia. Aun cuando las estadísticas de pobreza mejoran, la capacidad de ahorro es mínima y el margen para enfrentar imprevistos casi no existe. Esto convierte cualquier shock de precios, tarifas o desempleo en una amenaza inmediata para el bienestar básico.
Estrés social: salud, educación y protección como deudas abiertas
La segunda dimensión de UCA pobreza 4D apunta al estrés social: inseguridad alimentaria, dificultades de acceso a la salud, falta de cobertura previsional y brechas educativas. Son variables que no siempre aparecen en el debate público, pero definen las posibilidades reales de movilidad social.
El informe señala que en muchos barrios del país la alimentación depende de comedores comunitarios, los turnos médicos se vuelven inaccesibles y la conectividad educativa sigue siendo desigual. La UCA remarca que la combinación de ingresos bajos y servicios públicos deteriorados consolida una pobreza estructural que no cede aunque el ciclo económico mejore.
Estrés subjetivo y malestar psicológico: la otra cara de la pobreza 4D
La cuarta dimensión de UCA pobreza 4D incorpora el bienestar subjetivo y el malestar psicológico, una novedad en los informes sociales de la última década. Para la UCA, medir solo ingresos e infraestructura deja afuera el impacto emocional de convivir con la incertidumbre permanente.
Los datos muestran un aumento de síntomas como ansiedad, insomnio, desesperanza y cansancio extremo, sobre todo en hogares donde el empleo es inestable y los costos de vida se llevan la mayor parte del ingreso. El informe vincula este malestar con la sensación de que el esfuerzo individual no alcanza para mejorar la propia situación ni la de los hijos.
Una agenda de políticas más allá del parche coyuntural
UCA pobreza 4D concluye que la Argentina necesita una agenda de políticas que articule estabilización macroeconómica con inclusión social sostenida. El Observatorio reclama estrategias de generación de empleo formal, inversión en educación y salud, y redes de protección que no se limiten a la emergencia.
El informe también habla de reconstruir confianza: sin reglas claras, sin instituciones que den previsibilidad y sin un horizonte compartido de desarrollo, la recuperación económica corre el riesgo de profundizar las brechas en lugar de cerrarlas. Para la UCA, la pobreza 4D no es solo un indicador, sino un llamado a revisar el contrato social.

