Banco de Alimentos recuperó 4.600 toneladas y alerta por el desperdicio en Argentina

En el Día Internacional de la Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, el Banco de Alimentos Buenos Aires informó que en lo que va de 2025 recuperó 4.600 toneladas de comida. Se propone llegar a 7.000 al cierre del año. La organización trabaja junto a más de 1.200 organizaciones sociales para dar una respuesta a una crisis global y local.
Un problema que atraviesa fronteras
En el mundo se pierde alrededor del 30% de los alimentos producidos. Estos son responsables de entre el 8% y el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero. En Argentina, la cifra alcanza los 16 millones de toneladas anuales, una cantidad suficiente para alimentar durante un año a 24 millones de personas.
El dato local dialoga con otras iniciativas que buscan soluciones concretas. Un ejemplo es el rol de los envases plásticos en la conservación de alimentos. Este también se destacó en esta fecha.
La tarea del Banco de Alimentos
Frente a este escenario, el Banco de Alimentos Buenos Aires evita que productos aptos terminen en la basura. Los redirige hacia más de 1.200 organizaciones sociales en el AMBA.
En lo que va de 2025, ya recuperó 4.600 toneladas —724 de ellas frutas y verduras frescas—. Busca alcanzar las 7.000 toneladas hacia fin de año.
Las empresas como aliadas
El logro es posible gracias al compromiso de compañías que prefieren donar sus excedentes en lugar de decomisarlos. Así, no solo fortalecen su estrategia de RSE, sino que se convierten en actores claves de una causa que cruza solidaridad y sustentabilidad.
“Cuando un alimento se desperdicia, no solo se pierde la comida, también se pierden los recursos invertidos en producirla: agua, suelo, energía, envases, transporte y mano de obra. Recuperar alimentos es una acción que genera un triple impacto: económico, ambiental y social”, destacó Fernando Uranga, director general del Banco de Alimentos Buenos Aires.
Menos hambre, más futuro
La organización nació en 2001 y trabaja bajo el lema “Menos Hambre, Más Futuro”. Con un centro de distribución en Benavídez, coordina la clasificación y entrega de alimentos a comedores y organizaciones sociales en Capital y Gran Buenos Aires.
En paralelo, experiencias de recuperadores urbanos muestran que la sustentabilidad también puede ser inclusión. Ambas agendas confluyen en un punto común: transformar el desperdicio en oportunidad social y ambiental.
En un contexto de demanda social creciente y crisis ambiental, la recuperación de alimentos se consolida como una solución concreta de alto impacto. Esta ayuda a reducir el hambre y cuidar el planeta.