Por primera vez en 50 años, Argentina construirá una nueva siderúrgica

Con una inversión de USD 300 millones, Sidersa inició la construcción de una nueva planta siderúrgica en San Nicolás, la primera en medio siglo en levantarse desde cero en Argentina. El proyecto creará más de 300 empleos directos, 3.500 indirectos y 1.000 puestos adicionales durante la obra, con foco en empleo joven, tecnología italiana, reciclaje de chatarra y eficiencia energética.
- La planta entrará en operaciones en 2027 y permitirá anticiparse ocho años a las regulaciones europeas para acero verde.
- La tecnología aplicada reduce en un 66% las emisiones de CO₂ y podrá operar conectada a parques de energía renovable.
Una inversión histórica para recuperar el acero nacional
Con beneficios del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), Sidersa anunció su plan más ambicioso: una planta siderúrgica integrada que marcará un nuevo hito en la industria argentina. El proyecto demandará una inversión de USD 300 millones y se construye junto a la sede actual de la empresa en San Nicolás.

“Vamos a levantar la siderúrgica más moderna, más eficiente y más sustentable del mundo en nuestra casa productiva de San Nicolás. Será un antes y un después en la historia de la industria argentina, porque hace más de 50 años que no se construye greenfield una siderurgia en el país”, aseguró Hernán Spoto, CEO de Sidersa.
4.800 puestos de trabajo y formación para jóvenes
El proyecto Sidersa+ no solo apuesta al desarrollo industrial, sino también a la generación de empleo joven y calificado. Se prevé la creación de más de 300 empleos directos, 3.500 indirectos y 1.000 adicionales durante la obra. Además, se articularán acciones con universidades locales para reactivar carreras ligadas a la industria del acero.
“Queremos capacitar a los jóvenes de hoy con la tecnología del mañana. Eso también es parte de nuestra inversión: asegurar una transición productiva con inclusión”, destacó Spoto, al referirse al impacto social del proyecto.
Reciclaje, eficiencia y baja huella de carbono
Con una planta diseñada bajo el modelo greenfield, Sidersa+ incorpora cuatro pilares estratégicos: reciclaje de chatarra, procesos integrados, eficiencia energética y seguridad.
“Nosotros no necesitamos mineral de hierro ni coque. Nuestra materia prima es la chatarra ferrosa, y podemos reutilizarla hasta en un 99,5%”, explicó Luis Pécora, director del proyecto, quien también detalló que el proceso continuo reduce el tiempo de producción de 24 horas a solo 2,5 horas.
El uso de tecnología MIDA QLP-DUE minimill desarrollada por Danieli Group —la firma italiana líder mundial en equipamiento siderúrgico— permite eliminar el uso de gas natural, disminuir el consumo eléctrico en un 10% y aprovechar el calor residual del horno para precalentar la materia prima a 600°C.
“La energía que ahorramos nos permite tener la huella de carbono más baja del sector, además de mejorar los costos de transformación”, remarcó Pécora.
Renovables desde el inicio: rumbo a 2035
Sidersa+ arrancará con un mix energético que incluye un 20% de renovables, gracias a dos parques solares ubicados en San Juan y conectados al programa MATER. La compañía también construye una subestación de 132 kV para integrarse al sistema nacional y, en el futuro, podrá operar directamente conectada a parques solares o eólicos.
“Nos estamos adelantando ocho años a las exigencias de la Unión Europea para la producción de acero verde, lo que nos va a permitir exportar con valor agregado. Y lo hacemos con tecnología limpia, sin afectar la red eléctrica local”, explicó Spoto, CEO de la firma.
Una industria con futuro: innovación y soberanía productiva
El proyecto Sidersa+ no solo marca un hito tecnológico: recupera soberanía industrial. Al basarse en materia prima local como la chatarra ferrosa y prescindir de insumos importados, fortalece la cadena de valor nacional y reduce la dependencia energética.
Con este modelo, Argentina vuelve a posicionarse como productor de acero competitivo, con trazabilidad, eficiencia y estándares globales. Es también una señal de que la industria pesada puede reinventarse, incluso en un contexto desafiante.
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