Cambio climático y desigualdad de género. El costo de ser mujer

El cambio climático no afecta por igual a todas las personas. Más de 158 millones de mujeres y niñas podrían caer en la pobreza para 2050 por sus efectos. ONU Mujeres alerta que, si no se toman medidas urgentes, uno de cada diez casos de violencia de género estará relacionado con el clima.
Resumen
- La justicia climática feminista plantea que los mismos factores que generan la crisis climática profundizan las desigualdades de género.
- Las mujeres lideran soluciones sostenibles, pero aún enfrentan barreras estructurales para acceder a recursos, salud y protección.
La crisis climática no es neutral: golpea más a mujeres y niñas
En muchos territorios, ellas son las primeras en sentir el impacto del clima extremo: inundaciones, sequías, pérdida de recursos naturales. Según el informe Panorama de Género 2024, hay 47,8 millones más de mujeres que de hombres en situación de inseguridad alimentaria. Y si no se actúa, 158 millones de mujeres y niñas podrían caer en la pobreza antes de 2050 (ONU Mujeres).
“Las mujeres enfrentan los efectos del cambio climático, pero su rol sigue invisibilizado”, advierte la periodista ambiental boliviana Miriam Jemio. En comunidades como la Chiquitanía, las mujeres deben caminar horas para conseguir agua potable, una tarea tradicionalmente asignada a ellas.
Más calor, más violencia: el vínculo invisible
El cambio climático también aumenta el riesgo de violencia de género. Un informe de la Iniciativa Spotlight de la ONU detectó un incremento del 28% en los feminicidios durante olas de calor. La tensión económica y social que generan los eventos extremos exacerba un entorno ya hostil para millones de mujeres.
En escenarios de conflicto, como zonas rurales afectadas por sequías o desastres, las mujeres sufren aún más: trata de personas, matrimonios forzados y violencia sexual se disparan en contextos de inestabilidad climática.
Barreras para sobrevivir y recuperarse
Las mujeres tienen menos acceso a la información, a recursos y a asistencia humanitaria, lo que las deja más expuestas durante y después de los desastres. La falta de autonomía financiera, movilidad o participación en la toma de decisiones las convierte en las más vulnerables.
Además, la salud materna y neonatal se deteriora ante la falta de servicios sanitarios en emergencias. Investigaciones científicas vinculan el calor extremo con mayor riesgo de mortinatos y expansión de enfermedades como dengue, zika y malaria.
En contextos de pobreza estructural como el argentino, estas desigualdades se profundizan, exponiendo a las mujeres a riesgos múltiples.
Las desigualdades se agravan con la identidad
Desde una perspectiva interseccional, el impacto del cambio climático es aún más severo en mujeres indígenas, afrodescendientes, migrantes, personas LGBTIQ+ y mujeres con discapacidad.
“Si sos invisible en la vida diaria, tus necesidades no serán consideradas en una crisis”, alerta Matcha Phorn-in, activista lesbiana y defensora de derechos humanos en comunidades sin tierra de Tailandia. Además, critica que los programas de ayuda “tienden a ser heteronormativos y refuerzan estructuras patriarcales si no consideran la diversidad”.

Liderar desde el territorio: mujeres que transforman
Lejos de ser solo víctimas, muchas mujeres están liderando respuestas innovadoras y sostenibles frente al cambio climático. Como las “concheras” de Tumaco, Colombia, que protegen los manglares y su sustento reforestando la costa con piangua, un molusco clave para su alimentación y economía.
“Hemos aprendido la resiliencia de los manglares”, dice Magnolia Ordoñez, de la Asociación Raíces del Manglar. Además del impacto ecológico, el proyecto fortaleció su rol comunitario, su formación en finanzas y su liderazgo como mujeres.
Invertir en mujeres es invertir en soluciones climáticas
Frente al aniversario número 30 de la Plataforma de Acción de Beijing, ONU Mujeres insiste en que la igualdad de género es esencial para una acción climática efectiva. Eso implica mayor inversión en empleos verdes, como la agricultura sostenible, los cuidados y las energías renovables.
En Argentina, iniciativas empresariales que promueven la diversidad en el trabajo también deben incluir esta dimensión ambiental. Un reporte reciente señala que el 41% de las empresas locales tiene políticas de diversidad e inclusión, pero aún falta integrar la sostenibilidad con enfoque de género.
Abordar la crisis climática desde una mirada feminista no es solo una cuestión de justicia: es una estrategia inteligente para lograr soluciones duraderas.